La
gente se vuelve parte de la obra.
Texto y fotos: Salvador Perches
Galván.
Cuando la escuela en la que da clases
se vuelve mixta, la monja Raymunda, debe enfrentar a sus demonios y deseos
reprimidos. La Raymunda es un texto
original de Jorge Plascencia Zermeño, también director de la puesta en escena,
con quien platicamos en exclusiva para México Legendario.
Salvador Perches Galván. Jorge ¿de
dónde surge La Raymunda?
Jorge Plascencia Zermeño. La Raymunda
es el encargo de una amiga que me la encargó para hacer una obra. Cuando iba a
la mitad, dije, no, no es para ella. Cuando empecé a crearla, la quise empezar
al revés, hay amigo escritores que me dicen, yo la hubiera terminado diferente. No, porque empecé por el final,
entonces por eso el final es tan sorprendente, es una obra en la que el
personaje de la monja va jugando con el público y no sabes para donde va,
porque en un segundo está riendo y de repente está llorando y luego vuelve a
reír; se mete con el público y de repente se va. Es un trabajo muy complicado
hacer La Raymunda, desde el texto, cuando lo termine dije: cree la peor pesadilla para un actor, porque es un texto
reiterativo, que se repite. Repite y añade un párrafo, se repite y añade una
situación más, a la hora de aprendérselo era ¿cómo me lo aprendo?.
Fue una complicación en dirección
también, a la hora que me dijeron, dirígelo tú, yo, yo nada mas quiero escribir, pero creo que fue una buena opción
dirigirla porque yo sabía como quería a La Raymunda, yo sabía cómo jugar con
ella y cómo quería jugar con el público
Es un trabajo muy intenso con la
actriz, que hubo mucha complicidad con ella, eso es muy importante porque es un
personaje que llega, en momentos a poner en riesgo hasta su seguridad por cosas
que hace, que, si no tuviera confianza en el director y en lo que está pasando
diría, gracias, ahí te quedas con tu obra.
S. P. G. En tu texto pones el dedo en
la llaga en muchos temas muy espinosos, incluso juegas con nombres que remiten
a la realidad.
Jorge Plascencia Zermeño. Si, de hecho
los textos que se utilizan en la obra, son textos reales de cómo debe educarse
a los jóvenes, autorizado por la iglesia católica, entonces desde ahí es un
tema fuerte. Mucha gente dice, que textos
tan antiguos. ¿Cómo dicen eso?. Que aburrido se oye. Pues así te están
diciendo que debes educar a los hijos, en ese nivel está el riesgo y también la
doble moral, que juego mucho con ella, porque para la iglesia desde el punto de
vista de esta monja, critica a los homosexuales, critica a las lesbianas, ¡ha, pero en mi iglesia es diferente!
Porque si lo hace el padre, es un rumor; pero sí lo hacen los otros, con ellos
si pasa. Entonces ese es el juego que existe en la iglesia real porque si uno
abre el periódico y ve los escándalos. La obra se queda corta.
Por ejemplo, el escándalo de Limón y
Serrano, tan puritano y de repente salió que en su inventario tenía no sé cuantas
tangas, entonces es jugar con esas noticas que uno ve y meterlo en el entorno
de una sola persona que da un juego muy interesante.
S. P. G. De entrada el tema de la
pederastia.
J. P. Z. Exacto, porque la pederastia
es un tema que ya no lo puede ocultar la iglesia. Desde que a Marcial Masiel ya
hasta lo querían canonizar y que era el brazo derecho en México del Papa, de
repente dicen, va p’atrás y ahora el Papa ya metió a alguien más para embargar
los bienes, porque no pueden perder los bienes de los legionarios, entonces, si
es poner el dedo en la llaga hacia la iglesia pero también es hacer entender a
la gente que los sacerdotes son humanos, pero ellos te juzgan y uno piensa: ¿con qué cara me juzgan si ve lo que están
haciendo ellos?
Otro discurso que tiene la monja,
porque luego la gente no se da cuenta es: esta mujer, por su vida, se volcó a
la religión para encontrarle un sentido a todo lo que le pasó, por eso es que
decide ser monja, entonces no estamos atacando a la religión, estamos atacando
a la institución. En ningún momento ataco a Dios, ataco a la institución como
tal, que eso es lo más complicado todavía aún porque son los que tienen la fe
en sus manos y manipulan a través de ella.
La Raymunda es un viaje para conocer
el interior de esta monja tan severa en el exterior, entender su vida, el por
qué es así. Independientemente de sus hábitos y su formación moral, La Raymunda
es un personaje con muchos matices, con una historia fuerte y conmovedora.
S. P. G. Creas algo inusual, una monja
muy mal hablada.
J. P. Z. Con una boquita de
carretonero espectacular. Eso llama mucho la atención, pero curiosamente hay
monjas de pueblo que hablan así, esa es una realidad que hay monjas que hablan
así. La otra vez me tocó una monjita en el centro que le estaba mentando la madre
al del puesto que le estaba comprando, si existen, no es tan irreal. Y si rompe
mucho porque es casi el primer texto que tiene la monja en escena, cuando
empieza a callar a la hermana campanera, eso llama mucho la atención porque
dices: esta obra no va a ser “normal”,
esta monjita no va a ser una monja convencional. Aparte la música que
usamos antes de empezar la obra son temas de monjitas tiernas; La novicia rebelde, Soy Ye ye, Sor-presas,
entonces piensas que va a ser una obra tierna de una monjita, y de tierna tiene
algunas cosas, pero no muchas.
S. P. G. Todo es un juego en tu obra,
desde el título cuando se asocia a la vocación del ser humano Sor Raymunda se
convierte en zorra inmunda y el personaje tiene un no muy sano juego mental.
J. P. Z. Ella va creando todo este
universo y va jugando con el público, porque tampoco el público sabe que sigue…
…aparte el público termina siendo sus
alumnos…
…exacto, y los regaña como a sus
alumnos y los reprende. Ese juego es interesante porque te regresas a cuando
eras alumno y dices, en la torre, me va a
regañar. Que me regañe o me repruebe, me vale, es una actriz. Después del
primer regaño, cuando la gente la vuelve a ver bajar, se hace chiquita y se
hace a un lado deseando volverse invisible. Entonces es divertido porque, de
pronto, la gente se vuelve parte de la obra.
S. P. G. Además, el propio público
suele jugar, cuando el interrogatorio sobre el pene, y cuando se baja con la
regla piensas que con sus medida disciplinarias. La letra con sangre entra…
J. P. Z. …claro, dices: me va a pegar, si, porque a
mucho nos tocó maestros con regla. A mí me tocó en la primaria una maestra, que
no era religiosa y a un amigo le abrió una ceja de un borradorazo y eso era muy
normal, ahorita ya la educación ha cambiado mucho y ya no permiten tantas
libertades. Pero cuando era niño si eran bravos.
Sexo y religión son los temas en los
que gira la obra La Raymunda, una historia divertida y dramática en la que una
monja se ve enfrentada a sus demonios al tener que hablar de sexo a sus
alumnos, pero por un lado el Estado le presenta una visión liberal y por el
otro la religión que le fija normas de conducta. Todo esto sumado a sus propios
demonios, hacen que esta monja comience a luchar con todas estas ideas
encontradas.
S. P. G. La obra me recordó un
monólogo que hizo mucho tiempo Virma González, La señorita Paloma, la educastradora.
J. P. Z. Son diferentes, aunque si tomé la anécdota
porque la amiga, originalmente, quería hacer La educastradora, entonces yo le dije: La educastradora el primer problema que tiene es que es un texto muy
antiguo, entonces lo tienes que actualizar, en los 70’s si causo
controversia, con Virma González y la dirigió Gerard Huillier, entonces era una
obra muy complicada, una obra que en su momento causó revuelo porque era otra
forma de ver al mundo. Tocar ese tema porque el sacerdote, el militar y el
maestro, eran intocables, eran respetados, ¿ahorita ya quien respeta a todos
ellos? Le dije: es un texto antiguo, es
brasileña, tienes que pagar los derechos a Brasil, tienes que pagar al
traductor y tienes que pagar al adaptador, puedo hacer algo similar. Cuando ves la obra completa no tiene nada
que ver con La educastradora, solo como referencia el rigor de una maestra
y esta interacción del público con ella.
Al final te das cuenta que no tiene
nada que ver una con la otra, es otro entorno, porque, además, el personaje de
Virma no era monja, aquí fue meterle el rigor de la monja, que es más fuerte
porque la escuela religiosa es todavía más rigurosa que la escuela laica. Fue
el caballito de batalla de Virma, la hizo muchos años y la llevaba por todos
lados.
S. P. G. ¿No ha habido reacciones de
gente o instituciones que se espanten y amenacen con quemar el teatro?
J. P. Z. Curiosamente la gente se van
mas por la actuación que por el texto, la gente sale fascinada por la actuación
de Elida, que está impecable la mujer. Es un trabajo que a mí primeras actrices
me han dicho, yo no lo hago, así te lo
digo, eso no me lo aviento. Porque requiere no tenerle miedo al ridículo,
irte al drama y cortar de golpe para regresar al humor y ese juego es muy
difícil, es un trabajo muy complicado. Entonces no ha habido ese problema, a una
de las primeras funciones llegaron dos señoras ya muy grandes, dijimos: se van a ir por las malas palabras,
simplemente cuando empiece la primera mentada de madre, ahí perdemos a las señoras.
Salieron al final de la obra llorando, y me pidieron ver a Elida y nos dijeron:
hace mucho que no veía esta clase tipo de
teatro en que los actores si se entregan a la obra, muchas gracias. Yo
pensé que se iban a ir y me salen con ese comentario, dices Gracias, o sea,
estamos haciendo las cosas bien.
Ha sido un público muy lindo el de las
señoras. Y de repente también la comunidad gay porque, parece que la ataca,
pero ya cuando te das cuenta como está jugando dices, a no, ya vi por donde va. Que sí tienes que ser muy inteligente a
la hora de tomar la obra porque hay gente que la ha tomado literal: es que nos ofenden. No, porque si tú
dejas que te ponga etiquetas, en ese preciso momento la bronca es tuya, que
aceptaste que te etiqueten, y que te ofendas con esa etiqueta. Está hablando de
lesbianas y se está tocando y está en pleno éxtasis, ese es el jueguito, está
jugando con lo que está diciendo porque ella también lo hace.
S. P. G. El juego se lleva al límite,
cuando se está flagelando e invoca a una Santa con nombre de albur, que no se
si sea real o una invención de tu parte.
J. P. Z. Santa Salaverga. Mi mamá
tiene una biblia de esas grandototas que atrás vienen todos los santos, un día
vi: Santa Salaverga y pensé, en serio
existe una santa así y pensé, tengo
que usar ese nombre para algún personaje en algún momento de mi vida,
entonces lo metí aquí. No lo inventé, es del santoral y curiosamente la
explicación que La Raymunda da, es literal. Nació ciega, en algún momento tiene
visión, se caso, enviudó y se volvió a casar con Blandino, que aparte suena más
a albur, ¡que pareja!, Salaverga y Blandino, no funciona, ella se mete de monja
y se vuelve santa como sus 4 hijos, así es la historia real de Santra
Salaverga. Suena muy vulgar pero es su nombre, es un nombre que uno le da la
interpretación que quiere porque en Francia sigue el convento y la orden sigue
adorando a Santa Salaverga.
Conocemos al personaje en el peor
momento de su vida, en el que todo su mundo se viene abajo, el “status quo” al
que se ha acostumbrado por casi 30 años, de pronto se termina y esto ocasiona
que ella se enfrente a lo que tanto ha temido: a ella misma y sus demonios.
En la vida de este complejo personaje
la presencia masculina, oscuro objeto de deseo, el varón es el padre, el
hermano, el sacerdote, el amante prohibido, el deseo reprimido, el joven alumno
que despierta la libido de la mujer frustrada, deseo latente durante los 30
años de obligado encierro, el joven actor Javier de la Vega es esa figura
masculina que ronda en la cabeza de la monja, reflejados también en la siempre
inquietante figura de San Sebastián,.
La Raymunda es un personaje lleno de
matices que pasa de la risa al llanto, del odio al amor absoluto, de la
sumisión a la dominación, del pasado al presente, del deseo a la culpa, de la
ensoñación a la absoluta realidad, con un final inesperado.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Recomendable.
La Raymunda De Jorge Plascencia Zermeño
Dirección: Jorge Plascencia Zermeño
Actuación: Elida Contreras y Javier de la Vega.
Centro Cultural Sylvia Pasquel Juan Escutia 96 casi
esquina Mazatlán, Colonia Condesa
Viernes 20:30 horas y sábados 18:45 horas. Hasta el 4
de agosto:
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