“Pobre del pobre que al cielo no va. Lo chingan aquí, lo chingan allá”
Salvador
Perches Galván.
A fines de los
años treinta, en las montañas áridas de México, un coronel cristero y sus
últimos hombres, se resisten a dejar las armas. Estos hombres son campesinos,
gente humilde y orgullosa. Son perseguidos por el gobierno, y para enfrentarlos
necesitan municiones. Sin embargo el apoyo no llega y la vida en la sierra es
cada vez más difícil; la guerra está acabando. En su penitencia los hombres van
sintiendo abandono, enfermedad y soledad. Son de los últimos que quedan. Aunque
el indulto sea una opción, su compromiso con Dios está hecho, es la sinopsis de
la película Los últimos cristeros, que se estrena este
fin de semana, platicamos con su joven director Matías Meyer y esta es la
entrevista.
Salvador Perches Galván:
Es poco frecuente la revisión de este periodo histórico en el cine mexicano, no
sé si es uno de los motivos por el que tú lo abordas, ¿es solo uno de ellos o
hay más?
Matías Meyer: De los argumentos importantes que me llevaron a querer
realizar y meterme en este proyecto es que, por un lado, la cristiada sigue
siendo un tema muy desconocido en México y en el extranjero, a nivel
cinematográfico hay muy pocas propuestas, propuestas simplificadoras de las
cosas y sobre todo del punto de vista del gobierno, y yo lo que quería era,
esta vez, darle la voz a los cristeros.
S. P. G. Hablar de
religión es muy delicado, en ella pueden convergir fanatismos, pederastia y un
sinfín de aristas, en ese sentido ¿qué tan delicado es hacer una revisión de
este tema en este momento?
M. M. Creo que es importante pregonar la tolerancia, darse cuenta que no
todo es blanco y negro, en efecto, puede haber curas pederastas y puede haber
curas sociales que ayuden realmente al ser humano, son las dos caras de la
moneda y si, al principio, cuando empecé a trabajar sobre esto justamente me
enfrente a muchos prejuicios, sobre por qué hacer una película sobre los
defensores de la iglesia, si la iglesia es la causante de muchos males en el
mundo, y yo les decía: es historia de México, de lo que yo voy a habar es de la
historia de nuestro pueblo, de una historia totalmente desconocida, de una
guerra civil donde hubo 250 mil muertos, entonces mas allá de que sea la
historia de la libertad religiosa en México, yo creo que es la historia de la
libertad mexicana.
S. P. G. Matías, das un
giro de 180 grados de tu película anterior, El calambre que era intimista,
minimalista. ¿Cómo enfrentas una superproducción como lo es Los últimos
cristeros?
M. M. ¿Qué será?, me sentí muy agusto en las dos formas de filmar. Yo
quiero hacer cine como se pueda, de preferencia con dinero, de preferencia
poder pagarle a la gente, en esta, por ejemplo, filmé en 35mm , la otra fue en
HD y creo que el 35 fue importante porque el 35 es una imagen más mística para
mi, más mágica, son procesos químicos, el digital es electrónico y es muy
inmediato, en 35 tienes que ir a revelar y rezar porque no se vele el material,
que no se raye, checar rushes y todo eso, entonces el cine implica mucho rigor
a la hora de la puesta en cámara, a la hora de tirar el material. En digital
puedes tirar las horas que quieras, en 35 tienes que ser muy cuidadoso con eso,
pero como iba a filmar en exterior nos convenía mucho también el 35 porque tiene una latitud muy diferente que el
digital y yo quería que fuera una imagen muy pura. Para mi Dios está en la
naturaleza y es lo que yo quería mostrar en la película. Pero, como te digo, yo
creo que hoy en día los directores tenemos la oportunidad de hacer ambas cosas,
de pronto desarrollar una película mucho más pequeña en digital, y luego tener
un proyecto un poco más grande que requiera más tiempo sobre todo para el
financiamiento, para la planeación, pero, el hecho de poder usar cámaras
digitales para hacer experimentos, nos permite estar creando continuamente y no
cada cuatro, cinco o seis años y eso es importante, sino uno se siente fuera de
lugar, impostor, o no sé.
S. P. G. A título
personal ¿te sientes igual en una película “chica”, por los procesos, por el
tipo de producción que en una “grande”, como esta, sientes que tienes más
control en alguno de los formatos?
M. M. Yo creo que es diferente, yo creo que dependiendo del guión,
dependiendo del presupuesto tú te adaptas a filmar de una cierta forma. Por
ejemplo, en esta, en Los últimos
cristeros tenía 6 semanas de rodaje, eso me lleva a no poder cubrir las
escenas de todos los ángulos que tal vez se necesitaría. Eso implica que tenga
que hacer algunos planos secuencias y que voy a trabajar para preparar un plano
durante tres horas y luego lo voy a filmar durante dos horas, tal vez en un día
saque dos o tres planos nada más. Si yo quisiera cubrir la escena de todos los
ángulos posibles como mucha gente lo hace, eso implicaría muchos más costos
también, entonces hay que irse adaptando.
El cine es lograr acercarte lo más posible de lo que quieres o imaginas,
con los recursos que te dan. Pero la
verdad es que me sentí muy cómodo en las dos, en esta más cómodo porque tuve 6
semanas, El calambre la filmé en 11
días nada más.
S. P. G. Últimamente hay
una tendencia de los directores de trabajar con no actores, que es el caso de Los últimos cristeros ¿esto no
complica aún más las cosas?
M. M. Desde un principio, cuando empecé a escribir el guión tenía muy claro
que quería hacerlo con actores no profesionales y al tenerlo tan claro, en el
guión yo no podía poner demasiados diálogos, por ejemplo, entonces es una cosa
por otra. Si me hubiera decidido por actores profesionales hubiera podido
desarrollar mucho más diálogos, pero a mí me gusta mucho el cine donde las
imágenes son como las palabras, donde lo visual crea el discurso y la poesía
también, que también le da una cierta libertad al espectador de interpretar, y
eso me gusta, que el espectador pueda ir creando su propia versión de las
cosas, interrogándose a si mismo sobre lo que está viendo, eso es parte de lo
que me gusta a mi del cine, que te haga reflexionar, que te cree ideas, que te
haga imaginar, y también a nivel atmosférico-sensorial, casi que huelas los
olores.
S. P. G. Volviendo un
poco a lo que decías de que Dios es la naturaleza, la película sin duda es muy
contemplativa. El Bajío, con su tan particular paisaje, es donde mayor fuerza
tuvo el movimiento cristero y en ese sentido salimos absolutamente extasiados
de Dios visto a través de la naturaleza.
M. M. Pasear por la naturaleza siempre me hace mucho bien internamente y
pensaba en que lo único que si tengo claro es que a la hora de la muerte, mi
cuerpo se va a fundir con la naturaleza y voy a ella, voy a estar ahí en
desintegración flotando por los aires. Entonces por eso yo me siento uno con la
naturaleza…
S. P. G. …y lo comunicas
en tu película, que, es muy esteticista, preciosista, muy pictórica, ¿te basas
en la obra de algunos pintores mexicanos, no te puedo decir un nombre
específico, pero creo que si hay muchos cuadros en tu película?
M. M. Si, con el fotógrafo estuvimos viendo muchas pinturas, muchos
pintores diferentes, fuimos a museos a ver obras de Velasco, el paisajista
mexicano y hay algunos planos que creo que si se parecen, pero también, en
cierta forma, creo que es natural que se parezcan porque estamos poniendo los
mismos paisajes mexicanos, sierras y montañas una tras otra y que te da esa
profundidad de campo bellísima y yo estaba muy concentrado en que las
locaciones tuvieran varios planos a la distancia para entender que los
cristeros estaban en el medio de la sierra y que por eso era tan difícil para
el gobierno llegar a donde estaban ellos y eso los volvía muy poderosos a ellos.
También revisamos mucho cuadro religiosos que narraban algún milagro, un
poco como la vida de Cristo, puesto que los cristeros querían imitar un poco la
vida de Cristo y de ahí sobre todo salieron tomas frontales, que es como se
pintaban esos cuadro y también los tamaños de encuadre en donde toda la escena
esta puesta en un plano, no hay intercortes o acercamientos, sino que ves toda
la escena.
S. P. G. Hay una parte
que a mí me brincó muchísimo, cuando están juntas todas las familias, porque me
dio la impresión de estar viendo una pasarela, todo es tan limpio, tan bonito,
inverosímil si tomamos en cuenta que están huyendo, perdidos en la sierra sin
ninguna condición de higiene y su ropa, calzado y sombreros están impecables,
como salidos de la tienda ¿esto es premeditado o error?
M. M. Pues no sé, sí intentamos ensuciar la ropa de ellos y romperla,
también a nivel maquillaje hay un trabajo para ensuciarlos. A algunos actores
los pusimos a dieta, durante dos meses estuvieron bajo régimen porque se supone
que no tenían una buena alimentación, no podían estar gordos. Si ves a la mujer
del coronel Florencio Estrada está flaquísima, perdieron mucho peso para que se
vieran demacrados, no sé en qué plano viste tu eso de que no se veían tan
sucios.
S. P. G. Por ejemplo, el
sombrero de él parece que lo acaban de comprar y se lo pusieron, igual es
pecata minuta…
M. M. …tampoco queríamos exagerar eso, en ese momento pudiera ser que a él le
acaban de regalar ese sombrero, por ejemplo, pudiera ser que se encontró el
sombrero, o que era de un compadre que acaba de morir o algo así. Tampoco
quisimos exagerar agujereando todo o ensuciarlo de más, sentíamos que se podía
mantener un equilibrio.
S. P. G. Argumentalmente
tienes el aval de una investigación profunda y poderosa.
M. M. Si, si, si a mí, mi padre me pasó su archivo personal, pude ver miles
de fotografías, correos, testimonios de cristeros que también utilicé. Muchos
de los diálogos que se escuchan en la película, si tú lees la obra de La Cristiada vas a encontrar esos mismos
diálogos, son diálogos en donde se citan palabras de los cristeros, también leí
libros de testimonios de cristeros, otro que se llama Paraje cristero y había frases muy bonitas que a mí me gustaba
tomar y plasmar en la película, había una que al final en edición tuve que
cortar, que se me hacía que resumía muy bien todo el movimiento cristero y era:
“Pobre del pobre que al cielo no va, lo chingan aquí, lo chingan allá”.
S. P. G. ¿No temes que se
pueda calificar Los últimos cristeros como propaganda sexenal de un gobierno panista?
M. M. Desde el principio me tuve que enfrentar a esto y es parte del porque
hago la película, porque se pretende que los cristeros son de derecha, cuando
no es cierto, los cristeros no son de derecha ni de izquierda, ellos ni tenían
idea de política, ellos simplemente estaban defendiendo su libertad de creer,
su libertad de seguir con su cultura, de bautizar a sus hijos, de tener sus
fiestas de 15 años. ¿Qué pasa si un día llegan y te dicen?; sabes que, ya no
vas a poder tener tu boda, como tradicionalmente lo ha hecho tu familia. O ya
no vas a poder cargar un escapulario o no vas a poder tener un santo en tu
casa. Te sientes agraviado, sientes que están controlando no simplemente tu
vida material, que ya en ese momento había mucha discusión del reparto de
tierras, de cómo había sido la revolución, ahora también te quieren dictar
exactamente en qué puedes creer y en que no puedes creer. Yo creo que es parte
de lo que me voy a enfrentar pero para nada la película es eso, basta con verla
yo preguntaría si se siente eso, que la película es propaganda política.
S. P. G. Al final es el
riesgo de trabajar para hacer algo que se exhibirá públicamente y que está
sujeto a todo tipo de críticas, buenas, malas, adversas, bienintencionadas,
lapidarias o halagüeñas.
M. M. Por ejemplo, el libro de Antonio Estrada, el escritor de la novela,
que fue el hijo de Florencio Estrada, el protagonista de la película, un libro
autobiográfico donde el habla sobre la vida en la sierra con su padre que era
el coronel cristero, yo adapto esa novela, el es de Durango, todo sucede entre
Durango, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, entonces a donde primero se me ocurre
solicitar apoyo es en Durango puesto que el autor es de Durango y la novela
sucedía en Durango. En Durango un gobernó priista no me quiso apoyar; luego fui
a Zacatecas que en ese momento era perredista, tampoco me quiso apoyar; terminé
yendo con Guanajuato y con Jalisco y ahí si me apoyaron, entonces realmente
depende a que gobierno que tema le interesa. Cuando entró Emiliano Zapata a la
ciudad de México, parece que lo primero que hizo fue ir a agradecerle a la
Virgen de Guadalupe en la Villa pero Zaparte es considerado un héroe
izquierdista y al mismo tiempo el creía en la Virgen de Guadalupe. Son cosas
que no se saben y es una forma muy simplista y reduccionista de poner las
cosas, los cristeros podrían ser héroes izquierdistas, ellos están luchando por
su libertad, son campesinos.
S. P. G. La película se
exhibió por primera vez en nuestro país en el festival de Morelia del año pasado,
y ya la ha visto público del extranjero, ¿Cómo ha reaccionado ese público? ¿qué
tanto sabe de ese movimiento, que, incluso al interior del país, se sabe poco
en realidad?
M. M. La película se estrenó internacionalmente en el Festival
Internacional de Cine de Toronto en la sección Visiones donde, supuestamente se
exhiben trabajos que buscan de una manera poética encontrar nuevos caminos para
contar historias, la reacción de la gente fue muy, muy buena tanto de la
audiencia como de la crítica especializada y obviamente no conocían para nada
acerca del tema y ya lo he comentado, mi película no es una película histórica
que te va a explicar lo que fue la cristiada, más bien es una película que te
va a permitir pasar tiempo con cristeros y conocer un poco quienes fueron los
protagonistas de esta guerra, pero no están los datos, no están las fechas.
S. P. G. Su intención no
es didáctica.
M. M. Exactamente, busca crear curiosidad en el espectador y que saliendo
diga: voy a investigar un poco más acerca de esta guerra civil que ocurrió en
México. Si aquí se conoce poco, en el extranjero menos todavía. Fue una guerra
tan dura, fue como guerra entre hermanos, es una guerra civil fratricida,
entonces al terminar la guerra la iglesia y el estado deciden bajar el telón y
decir: mejor ya no vamos a hablar de esto. Porque esto no se acabo por
completo, quedó, obviamente, mucha sed de venganza, quedó mucha tristeza, quedó
mucho sufrimiento, quedó mucha devastación. Prefirieron que ya mejor no se
hablara del tema por un tiempo a ver si podía sanar la herida. Entonces por eso
tardo tanto tiempo en publicarse, por ejemplo la investigación de mi padre
viene en 1971, creo que se publican los tres tomos de La Cristiada, el me dice que en ese momento tuvo solo una nota
periodística cuando sacó su libro, hoy en día se ha editado ya 30 veces y se ha
traducido a todas las lenguas
S. P. G. Sin duda es un
éxito editorial y una de las investigaciones mas serias y profundas sobre el
tema.
M. M. Y él, por ejemplo, no tuvo la oportunidad de acceder a los archivos
de la iglesia ni del estado porque en ese momento estaban censurados, entonces
tuvo que basar su investigación a partir de entrevistas a antiguos cristeros,
él recorrió en aquella época todo el México campesino donde había habido
cristiada y fue un poco eso, lo que lo hizo enamorarse del país y quedarse a
vivir aquí en México y ahora yo con los actores que castie es un poco lo mismo,
me fui a visitar también esa zona campesina de México y fue lo que encontré, un
México profundo, increíblemente bello y del cual hay mucho que aprender.
S. P. G. Sin duda hay
que ver tu película y leer la obra monumental de tu padre (Jean A. Meyer. La cristiada: La guerra de los cristeros)
para entender todos los recovecos que hay en torno de esta historia tan
ocultada
En las letras mexicanas, el tema tampoco se ha
tratado profusamente, sin embargo existen las novelas: Recuerdos del porvenir de la enorme Elena
Garro; Pensativa de Jesús Goytortúa Santos; El Poder y la Gloria
de Graham Greene; El luto humano de José Revueltas; Una ventana al
norte de Álvaro Pombo; Al filo del agua de Agustín Yáñez y la colección de cuentos de Juan Rulfo: El
Llano en llamas.
En el cine, la cristiada ha sido tratada en
películas como: El fugitivo (1947) de John
Ford; La guerra santa (1979) de Carlos
Enrique Taboada; A paso de cojo
(1979) de Luis Alcoriza; La Cristiada
(1986) Documental de Nicolás Echevarría; Cristiada
(2012) de Dean Wright.
Los últimos cristeros
Largometraje 100 min.
México-Holanda,
2012 35 mm
Dirección: Matías Meyer
Producción: Julio Bárcenas
Guión: Matías Meyer, Israel Cárdenas
Fotografía: Gerardo Barroso Alcalá
Edición: León Felipe González
Sonido: Raúl Locatelli
Dirección de
arte: Nohemí González
Compañías
productoras: LUC La Película, S. de
R.L., EFICINE 226, IMCINE, IDTV Film BV
Reparto: Chano Limón, Salvador Ferreiro, Abel Lozano,
Antonio García, José Esparza, Publio Villalpando, Sandra Rosales, Jesús Moisés
Rodríguez
Premios
Gran premio a película de ficción del Cinélatino, 24èmes Rencontres de
Toulouse, Francia 2012
Premio Kukulkán del jurado de la 1° edición Rivera Maya Film Festival,
México 2012
Mejor película en la sección Ahora México del II Festival Internacional de
Cine UNAM, México 2012
Premio SIGNIS de la XXX edición del Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano de La Habana, Cuba 2011
Mejor proyecto mexicano del Rondas Ficco Cinemex
Apoyemos al cine mexicano. Asista
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