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EL VIOLINISTA EN EL TEJADO de: Joseph Stein, Jerry Bock y Sheldon Harnick.


Bock y Sheldon Harnick.
Tradición y cambio.
Texto y fotos: Salvador Perches Galván.

El Violinista en el Tejado narra las entrañables vidas de los habitantes del pequeño pueblo ruso de Anatevka en donde Tevye, el lechero, es el encargado de contar distintos sucesos en una íntima conversación y con un tono humorístico.

Una historia, un pueblo, cientos de tradiciones que son tan inestables como un violinista en el tejado y un amplio repertorio musical, hacen de El violinista en el tejado, de Joseph Stein, un deleite para el espectador.

Basada en la historia Las hijas de Tevye, escrita en el idioma Yidish por Sholem Aleijem (Sholom Aleichem), que, traducido del hebreo significa “Paz esté entre ustedes”, pseudónimo de Sholom Naumovich Rabinowitz . 



Rabinovitz nació el 18 de febrero de 1859, en un pueblo llamado Peresyaslav, cercano a lo que hoy es Kiev, capital de Ucrania; él se introdujo en la escritura gracias a su padre, un religioso de la época, pero no pudo entrar a la universidad, ya que se enlistó en el Ejército de su país y se volvió rabino.

En la década de 1880 se metió de lleno a la literatura, al fomentar ésta entre los judíos. Entre 1883 y 1916, Aleichem escribió aproximadamente 40 libros, entre cuentos, novelas y obras, y se convirtió en un erudito de dicha religión. Además, escribió en hebreo y ruso, y tuvo influencia en lenguas como la polaca y la ucraniana.

Debido al peligro que involucraba la Primera Guerra Mundial, Aleichem se trasladó a Estados Unidos, para vivir en Bronx, Nueva York. Falleció el 13 de mayo de 1916 en esa misma ciudad.
Sus escritos se basan en historias reales que sucedían en las comunidades judías. Una de ellas se llamó Las hijas de Tevye, que trataba de un lechero que lidiaba con sus seis hijas, además de soportar el muy complejo mundo de la época.



Los relatos fueron adaptados para teatro por Joseph Stein, y es El Violinista en el Tejado, que se convirtió en uno de los grandes éxitos de Broadway en la década de los 60, su nombre está basado en una pintura “Violinista Azul”, de Marc Chagall, pintor que se hizo famoso por retratar la vida judía y por su conocida obra, que retrata a un típico violinista de la época que parece estar suspendido en el aire entre los techos de un pueblo.

Esta obra es de tipo musical épico, con un argumento sólido, serio y con un final sobrio y no complaciente.

La obra nos permite ver la estancia de los judíos en Rusia, donde muchos tienen una vida construida y una historia escrita en la aldea de Anatevka, lugar en el que se desarrolla la historia. El Violinista en el Tejado nos transporta a la antigua Rusia al ritmo de diversas melodías.
Debido al gran impacto que tuvo entre el público la puesta en escena, la historia llegó también a la pantalla grande.



Gracias a la espectacular producción de esta obra: vestuario, maquillaje, escenografía y coreografías y las magníficas voces de sus intérpretes, esta obra, ha logrado conservarse en el gusto del público luego de casi medio siglo de haber sido estrenada en Broadway.
Un lechero judío, Tevye, vive con su esposa y sus cinco hijas solteras, tres de ellas casaderas, en Anatevka, aldea poblada por judíos y ortodoxos. En medio de tiempos cambiantes, la mayor preocupación de Tevye y de su mujer es casar a sus hijas de la manera más provechosa posible y mantener sus tradiciones intactas.

El Violinista en el tejado transcurre a principios del siglo XX, en un pequeño pueblo ucraniano. La intranquilidad y el malestar acechaban al país debido a los Pogroms, levantamientos populares antisemitas en la Rusia zarista, al crecimiento del sentimiento antizarista y a la proximidad de la Primera Guerra Mundial. 

La realidad de ese momento histórico es central para todo lo que acontece. Muchos eran los judíos que vivían en granjas muy pobres en la Rusia de fines de siglo XIX y comienzos del XX. Eran víctimas de los Pogroms avalados por el gobierno. Y fue por ello que millones de judíos emigraron a Estados Unidos de 1890 a 1920.



A fines del siglo XIX y en las primeras dos décadas del siglo XX hubo en Rusia una formación de resistencia revolucionaria en contra del régimen Zarista, abundaban grupos revolucionarios: tanto comunistas como capitalistas, autoritarios y democráticos. A modo de castigo, muchos de los revolucionarios fueron enviados a Siberia, gélida e inhóspita tierra con muy poca civilización. La mayoría nunca regresó.

Rusia se encontraba dividida en muchos grupos étnicos, como los musulmanes, ucranianos, polacos, bielorrusos y, por supuesto, los judíos. El país estaba dividido en poco más de 200 nacionalidades y 150 idiomas distintos. Bajo esta situación, el gobierno optó por oprimirlos, nacionalizarlos obligatoriamente, e imponer un mismo idioma y una misma cultura.
Los judíos vivían acosados de persecuciones, discriminaciones y con prohibiciones para vivir en todas las zonas de Rusia. Entre los zares y los sacerdotes se empezó a difundir un odio contra esta gente, lo que condujo a que se crearan los Progromos (levantamientos contra grupos específicos, con el objeto de destruirlos).

Estos progromos jugaron un papel más constante y peligroso después de que el zar Alejandro III acusó a los judíos del asesinato del zar Alejandro II y de asesinatos y violaciones por centenares y la generación de pobreza extrema, con lo que propició a nuevas prohibiciones y el aumento de muertes.



Fueron expulsados de Moscú y cada vez iba creciendo más y más el número de progromos. Esta situación dio pie a una fuerte migración judía hacia Norteamérica y otras partes del mundo, pero éstos siempre sostuvieron la promesa de regresar a la Tierra Prometida.

En El Violinista en el Tejado se ve claramente la pobreza en que vivían los judíos, así como los desalojos inesperados que el gobierno imponía sobre estas pequeñas comunidades, pero lo más impresionante que se muestra en la puesta en escena es la fe, respeto e importancia que los judíos brindaban a su religión, porque para ellos eso es lo único que nunca debe perderse.

El tema central de El Violinista en el Tejado es la manera en que las viejas tradiciones se desintegran debido a la presión que va ejerciendo un mundo distinto, gobernado por la industrialización y la mecanización. 

Una de esas tradiciones es la que concierne a la manera en que los judíos contraían matrimonio: una casamentera elegía una esposa para un hombre, el padre de la muchacha lo aprobaba y se realizaba la ceremonia. 



Esta es la manera en que Tevye se unió a su esposa, Golde. Y esta es la manera en que él cree que sus hijas deben encontrar marido. Pero Tzeitel, la mayor de sus hijas, tiene ideas más modernas. Ella rechaza al candidato que su padre había aprobado, el rico carnicero Lazar Wolf, elige a Motel, su amado y pobre sastre. Tevye acepta la elección de su hija, pero al hacerlo reconoce el derecho a la libertad del resto de sus hijas para elegir con quién contraer matrimonio. 
Su segunda hija, Hodel, decide casarse con un joven revolucionario, Perchik. La tercera, Chava, se enamora de un joven no judío llamado Fyedka. Esta es una unión que Tevye no acepta bajo ninguna circunstancia y advierte serias consecuencias si Chava decide continuar con su casamiento.

La primera vez que se vio esta obra en Broadway fue el 22 de septiembre de 1964 en el Imperial Theatre, lugar en el que se presentó hasta el 25 de febrero de 1967. Después de esta fecha, las presentaciones se mudaron, al Majestic Theatre, del 27 de febrero de 1967 al 14 de diciembre de 1970.

Más tarde, la obra se mudó nuevamente, esta vez al Broadway Theatre, del 16 de diciembre de 1970 al 2 de julio de 1972, siendo ésta su última presentación. En total fueron 3,242 presentaciones de la puesta en escena.

La noche de apertura, la obra fue producida por Halord Prince, escrita por Joseph Stein, y dirigida y coreografiada por Jerome Robbins, el mismo que creó los pasos de baile para Amor sin Barreras. La música es de Jerry Bock y la letra de Sheldon Harnick. El protagonista fue Zero Mostel, dando vida a Tevye. 


La obra se hizo merecedora de varios galardones. En 1965 ganó distintos premios Tony, por Mejor Musical, Mejor Compositor de Letras (para Sheldon Harnick) y Música (para Jerry Bock), Mejor Actor en un Musical (para Zero Mostel), Mejor Actriz Destacada en un Musical (para Maria Karnilova), Mejor Diseño de Vestuario (para Patricia Zipprodt), Mejor Coreografía y Mejor Dirección (para Jerome Robbins), Mejor Productor (para Harold Prince) y Mejor Autor (para Joseph Stein).
En 1972, se le otorgó el premio Tony especial, por ser la obra en Broadway que ha permanecido más tiempo a lo largo de la historia, hasta ese momento, ocupando el puesto número 14 en la lista de Broadway de los musicales con mayor duración.

El violinista en el tejado se volvió a presentar en Broadway el 26 de febrero de 2004, con Alfred Molina como Tevye y dirigida por David Leveaux; se presentó 36 veces en preview y 781 en regulares, siendo la última el 8 de enero de 2005.

El violinista en el tejado, en la pantalla, así es como se leía el eslogan publicitario de la película dirigida por Norman Jewison, también director de Jesucristo Superestrella y adaptada al cine por Joseph Stein.

Esta producción incrementó el éxito mundial del musical, invitando a las personas que desconocían la obra a maravillarse durante tres horas con escenas de baile, música melodiosa y canciones que hilaban la historia.

Estrenada en 1971, siete años después de haberse presentado en Broadway, y contando con un presupuesto aproximado de nueve millones de dólares, la película logró recaudar 50 millones de dólares, gracias al esmero y empeño de convertir los escenarios del teatro en una ambientación que tenía varias escenas filmadas en Croacia e Inglaterra.

En un inicio el papel protagónico de Tevye fue ofrecido a actores como Marlon Brando, Anthony Quinn y Orson Welles, pero al ser rechazado por cada uno de éstos, varios miembros de Broadway consideraron que el actor adecuado para el papel sería Zero Mostel, quien también lo interpretaba en teatro. Sin embargo, Jewison le ofreció el papel a Topol ya que, en palabras del mismo Norman, “para dotar de autenticidad a la historia, tenía que haber un actor que lo personificara de manera más creíble”.

La versión cinematográfica de El violinista en el tejado, se estrenó el 3 de noviembre de 1971.
El resultado final de la adaptación cinematográfica le valió tres premios Oscar por Mejor Edición, Sonido y Música –este último fue para John Williams, quien adaptó las canciones de la obra para que fueran representadas en la película–, además de otras seis nominaciones, incluidos los de Mejor Director (Norman Jewison) y Mejor Película.

 “¡Tradición!, ¡Tradición!, ¡Tradición!”, de esta forma comienza El violinista en el tejado; canto de gran fuerza magnética para el espectador.

Es un musical que, simultáneamente, habla de tradición y cambio, que usa las formas más probadas del género, pero que ofrece innovaciones en la temática y el tratamiento, y que tiene mucho que decir al ser humano de este principio de siglo. 

El violinista en el tejado llegó a México seis años después de su estreno en Broadway. Se presentó por primera vez el 25 de febrero de 1970 en el Teatro Manolo Fábregas, actuada y dirigida por Manolo Fábregas, con un elenco conformado por Carmen Molina, Raquel Olmedo, Margie Bermejo, Bertha Moss y Guillermo Orea, entre otros. 400 funciones después la obra llegó a su fin.
Quince años después, en 1985 el musical regresó a los escenarios mexicanos. Manolo Fábregas y Carmen Molina nuevamente formaron parte del elenco; el primero en el papel protagónico, junto con Ari Telch, Susana Zabaleta, Alejandro Tomassi, Rosa Furman, Leonardo Daniel, Luis de León y Ernesto Laguardia, entre otros, nuevamente dirigida por Manolo Fábregas, en el Teatro San Rafael.

Dos décadas después, en el 2005, Pedro Armendáriz y Silvia Mariscal incursionaron en el teatro musical con esta obra, encabezando un elenco de 45 actores durante 503 representaciones. Bajo la dirección del estadounidense Arthur Marsella, quien trabajó de la mano de Harold Prince. OCESA produjo el musical en el Teatro Telmex 1. 



El Violinista en el Tejado vuelve a la cartelera capitalina al Foro Cultural Chapultepec. El papel protagónico está a cargo del barítono mexicano, Manuel Gorka, quien hace su debut en el teatro musical, luego de 32 roles en Europa en diversas óperas y dos décadas como cantante, para Gorka, ganador del tercer premio en el “Concurso Internacional de Canto Ciudad de Logroño”, ha sido un reto interpretar a Tevye, un lechero que se debate entre el amor por sus hijas y el apego a sus tradiciones que le permiten enfrentar la dura vida, los cambios sociales y políticos de su entorno.

Bajo la producción de Yosi Bernstein, Mónica Díaz y Rubén Peralta, la obra dotada de gran honestidad y autenticidad, conserva la espectacularidad y la emotividad originales. 
Un musical que es todo un clásico en la cartelera teatral de Broadway vuelve a los escenarios de nuestro país con 45 actores en escena y 25 músicos, y las espectaculares coreografías de Jerome Robbins, que rescatan mucho del folclor del lugar y la época y que están espléndidamente interpretadas, al igual que las letras de las canciones y el histrionismo de sus personajes.
Además, casi poco frecuente, aunque no exclusivo, la producción ofrece un muy buen programa de mano, con mucha información y material gráfico.

El teatro es de todos. ¡Asista!

Muy recomendable, sobre todo para los amantes del musical. Aproveche, últimas funciones.

El violinista en el tejado, de Joseph Stein, con música de Jerry Bock y letras de Sheldon Harnick.
Dirección: Ricardo Díaz.
Actuación: Manuel Gorka, Eva Padrón, Xavier del Valle y Karina Luna, Alejandro Toporek, Mónica Díaz, Lenny Zundel, Lorena Vignaud, María José Brunet y Arturo Echeverría y Lorenzo Pérez-Cuevas entre un total de 45 artistas en escena y una orquesta en vivo compuesta por 23 músicos.
Foro Cultural Chapultepec. Mariano Escobedo número 665, casi esquina con Paseo de la Reforma, colonia Anzures.
Sábados 17:00 y 20:30 horas, domingos 18:00 horas 
$450 y $350. Todo público. Boletos a la venta en ticketmaster o en las taquillas del teatro.

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